domingo, 13 de diciembre de 2009

Papillon



Dos amigos buscan la libertad. Esta película es de 1973 y es de género carcelario y aunque no creo que sea pionera, te sirve para entender -y menospreciar- películas posteriores. The shawshank redemption -Cadena perpetua-, con Morgan Freeman, bebe mucho de Papillon, pero en mi opinión la primera es muy superior y tiene algo encantador que no tiene la segunda.


Steve McQueen hace un papelón y deja a Dustin Hoffman en pañales. Cualquiera querría ser como Steve McQueen en Papillon, un auténtico amigo y un tío con dos pelotas del tamaño de dos balones de nivea. 


La película tiene lugar en la Guayana francesa y los paisajes -sí, los paisajes- son increíbles. Es interesante la actitud de los policías. No hay una focalización de un jefe maligno que disfruta haciendo sufrir a los presos, como en las películas de cárceles modernas. Hay, en cambio, un sistema de personas rudas a las que la muerte de estos presos no les importa ni mucho ni poco, porque son residuos de Francia olvidados por Francia y por ellos.


Cerca del final suceden aproximadamente veinte minutos o más que son un auténtico pegote que no se sabe que hacer con ellos. Lo mismo pasa con la voz en off del final, que sobra. Esto no es una opinión sin más, es que sobran sin lugar a dudas y, sin embargo, le dan a la película un halo de imperfección que te deja satisfecho cuando la rumias días más tarde.


Uno de los sueños del protagonista es digno de formar parte de los mejores momentos de la historia del cine. Bueno, mejor dicho de los mejores momentos de las películas que yo he visto, lo cual tampoco es nada del otro mundo.


viernes, 11 de diciembre de 2009

SIETE AÑOS EN EL TÍBET



Soy el primer sorprendido de que fuese esta película la que consiguió que ayer, pese al sueño que tenía, me fuera a acostar dos horas y pico más tarde de lo previsto. Mis compañeros la habían alquilado y me invitaron a verla con ellos; por cortesía me propuse acompañarlos durante los diez primeros minutos (yo pensaba apasionadamente en coger la cama), pero cuando me di cuenta estaba enganchado a las desventuras del pobre austriaco Heinrich (Brad Pitt, quién lo diría) en su viaje iniciático por la cordillera del Himalaya.

La película me dio varias sorpresas: primero, que se supone basada en hechos reales ocurridos en el techo del mundo mientras el resto del mundo estaba matándose en la Segunda Guerra. Segundo, que no es una película de lucimiento de Brad Pitt en que éste va de tío bueno guay super espiritual que se convierte al budismo, sino que el protagonista es un anti-héroe que no tiene más remedio que aprender a base de hostias, hostias literales que le dan inmerecidamente y más duras hostias no literales que por gilipollas le dan sus seres queridos desde la distancia: y ni siquiera así aprende del todo. El Dalai Lama aparece en su vida como un deus ex machina pero no del tipo que uno esperaría, sino de una forma bastante casual e incluso tonta. Y sin duda, cuando uno en seis meses en Bélgica no se ha comido una mierda, es muy consolador que Brad Pitt se coma menos todavía durante siete años en el Tíbet.

Pegas de la película: el estilo "disney" y hollywoodiense que en ocasiones se hace demasiado empalagoso (no hay más que escuchar la banda sonora, que por otra parte llega a ser muy efectiva), sobre todo en el "happy end", que yo quitaría sin dudarlo un segundo, porque es un pegote gordo.

Pese a ello, ya os digo, es entrañable en muchos momentos. A mí al menos me resultó emocionante, y, aunque lenta, entretenida (?). Quizá se deba a que, como dice el tito Jorge Luis (que no José Luis), sólo hay tres tipos de argumentos posibles en literatura (¿o eran cuatro?), y éste es el de la Odisea, una vez más, y no pretende ser otra cosa.

Yo la vi, porque aquí no tengo otro remedio, es inglés con subtítulos en inglés: esta vez no es por quedar pedante (otras veces sí lo ha sido), pero se entiende muy bien teniendo abajo el texto en inglés, es sencillito, así que como ejercicio os lo recomiendo. En cambio, en esta ocasión no es por criterio artístico (los personajes son austriacos, alemanes, tibetanos y chinos, así que qué me cuentas hablando en inglés).

Y no, no encuentro el vínculo. Un abrazo,
P.