viernes, 27 de noviembre de 2009

La flaqueza del Bolchevique


Por esta vez, haré un comentario más extenso de la película sólo porque me gusta cebarme en lo malo. No es que yo quiera decir que la película debería llamarse El truñaco del Bolchevique, en lugar de “la flaqueza”, pero así lo digo. Y sin embargo, durante 30 minutos tiene algo que te deja pasmado. María. María. María...

Hay algo sobre María Valverde que no he dicho. En un programa que escucha Mario, el topo del blog, se han propuesto resumir películas en diez palabras. De ahí mi resumen de Bangkok Dangerous en la mitad de palabras. Pues bien, a continuación resumo la película y desvelo el secreto de su protagonista en cinco palabras dialogadas:
  • ¡Jugooónn!
  • ¡Cuidao! ¡Tiene 15 años!
Lolita confiesa que no lleva bragas con un descaro y una ternura que te hunden de pleno en el pecado. Desde ese momento condena a Luis Tosar a un final trágico. Este pecado y progresivo descenso al infierno que tan bien llevado está en la película de Kubrick -por citar el ejemplo clásico- en nuestra película española queda menos que regulero, queda pardusco, no queda.

¿Por qué una película tan mala cuando tenía lo más difícil de conseguir para ser más que notable? Una cara que llena la pantalla y que te deja boquiabierto y un hombre que supo dejarse arrastrar por el camino prohibido de forma creíble. 

Al buen trabajo de los actores, no le acompaña en absoluto el resto de hora y media de TRUÑO GORDO que he visto. El argumento es pasable. Pero lo de la banda sonora clama al cielo, se hace notar y para mal -os lo aseguro-. Las imágenes de Madrid son de documental propagandístico, tipo Madrid 2016. El resto de actores son robots -excepto Nathalie Pozas-.  Gente como Carlos se sentiría indignada por el uso tan gratuito que le dan a la palabra bolchevique. Y por último, sobra lo cañí. Expresiones como “joder tío, se supone que ya tienes percebes en los cojones” contrastan con la cara angelical y mágica de María. Pero sobra especialmente al final, donde lo trágico se convierte en un  “pero qué me estás contando”.

Estoy sopesando no ver más cine español...

Un saludo a todos!



pd1: el autor de estas líneas desaprueba enérgicamente las relaciones sexuales con menores de edad. -Pese a lo que pueda parecer-

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA NIEBLA o cómo tener más razón que Hobbes


A este paso va a haber que darle la razón a nuestro eminentísimo filólogo latino, gran amigo de Isaac Newton, cuando hace prevalecer las enseñanzas de las Atenas y Roma clásicas. Una vez más, debemos retrotraernos hasta allí, concretamente a la figura de Plauto, que más que comedias escribía verdades, cuando dijo en su Asinaria hace ya casi 22 siglos lo siguiente: “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit” . Para los que no nos llamamos Pablo Toribio podríamos traducir como: “El lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”. Más tarde, en el siglo XVII, un hijo de la Gran Bretaña (que afirmaría respecto a su nacimiento: "El miedo y yo nacimos gemelos", dado que su madre dio a luz de forma prematura por el terror que infundía la Armada Invencible española acercándose a costas británicas, Wikipedia dixit), un británico del siglo XVII decíamos, llamado Thomas Hobbes, condensó la aseveración plaútica (permíteseme el neologismo, por favor) en su obra Leviatán con el conocidísimo aforismo “Homo homini lupus”, id est, el hombre es un lobo para el hombre. Por último, otro coetáneo (o contemporáneo, son sinónimos) suyo, de nombre Francis y de apellido Bacon dijo que “Iustitiae debetur quod homo homini sit deus non lupus” o “A la justicia es debido que el hombre sea un dios para el hombre y no un lobo”.


Tras esta breve clase filosófica comencemos a hablar de La niebla, una película que es como un regalo, en donde lo mejor está dentro y no en el envoltorio (aunque haya personas que se esfuercen por embellecer lo de fuera ¿no es así, mamá?). Siguiendo con el símil, podría decirse que el papel de regalo competería a los diez primeros minutos de la película. Antes de abrir el paquete lo palpamos o incluso agitamos para (intentar) adivinar su contenido y como todo buen papel de regalo que se deje preciar, estos minutos sirven para dar dos pistas que repercutirán para mal en el resto del largometraje. Estas dos pistas son, a su vez, causa y consecuencia de todo lo que ocurrirá tanto fuera como dentro del supermercado. Y es que puede parecer raro que un simple e inofensivo supermercado sea el espacio principal de la película.


Una vez que el aparente trío protagonista (no hay que olvidar que es una película coral) entra a comprar, empieza el viaje en montaña rusa. La primera subida, la que va avisando de lo que espera, podría ser el conocimiento paulatino de los clientes y trabajadores que jugarán papeles más o menos importantes en la trama. Sin apenas tiempo de saber sus nombres, una primera bajada que es protagonizada por una niebla densa y oscura (aunque es blanca), empieza a apropiarse de la curiosidad del espectador. Desde este momento, la atención del heterogéneo grupo se centra por saber qué es eso que atemoriza y que, sin saber muy bien el porqué, les impide salir del supermercado (esta reacción me recuerda a la que hay en El ángel exterminador, de Luis Buñuel, y que, por supuesto, debéis ver). Es éste, el miedo a lo desconocido, el pilar madre sobre el que se sostiene la estructura del film. El miedo a lo desconocido, y a los desconocidos, que experimenta el hombre ante algo irresoluble es claramente mostrado por Frank Darabont, su director, cuando la de negro (en este caso, va de blanco) empieza a hacer de las suyas en cierto almacén trasero o en una huida estéril hacia lo desconocido.


Por el camino, poco a poco se dan a conocer mejor los personajes: sus vidas, sus miedos, sus deseos. Con ellos podría establecerse una división tripartita de los poderes que gobiernan toda sociedad “civilizada”: el judicial, con el abogado Brent Norton; el militar, con el trío de jóvenes soldados, que serán los que aporten la explicación de la situación (quizás uno de los pocos puntos débiles de la película); y, especialmente, el religioso, con la odiada Mrs. Carmody, personaje que merece una pequeña mención posterior. Aparte, está el pueblo llano, fácil de manipular y sojuzgar a medida que los problemas van en aumento y llega la tormenta.


Sin embargo, la que no aparece por ningún lado es la calma. Ni siquiera después de una noche ajetreada con unos bichos voladores. Porque con el día, el panorama anuncia tsunamis constantes que mantendrán sumergido al espectador cuando unos pocos se dan cuenta de que deben escapar irremediablemente de ese Infierno-Purgatorio-Paraíso en que se ha convertido el supermercado porque allí ya no se puede estar por culpa de Mrs. Carmody.


Por fin se llega al final de esta laguna Estigia, pero a Frank Darabont, como buen Caronte que ha sido, no se le ha pagado con el óbolo (en todo caso, la entrada o el DVD, o ni siquiera eso). Debido a ello, firma la escena final que firma, la cual para algunos será pretenciosa, facilona, exagerada e incluso previsible. Pues para el que escribe este comentario es todo lo contrario. Hay que tener bien puestas ciertas partes nobles para dar ese final, un temple que mantenga la tensión, que ya está a flor de piel de antes, para establecer esa situación que haga lo que se haga estará mal visto. Aderécese todo con una sublime canción como, por ejemplo, “The host of seraphin” de Dead can dance (curioso nombre y curiosa compatibilidad con la película), coautores también de otra gran banda sonora como es la de Gladiator (¡PÓNGANSE EN PIE! ¡AR!).


Con respecto al trabajo actoral hay que decir que el amigo Darabont hace que hasta el pétreo y risible Thomas Jane parezca lo que cree ser (un actor) y no se haga sus necesidades delante de la monstruosa Marcia Gay Harden, que es capaz de robar el protagonismo a la niebla, a los bichos, a la oscuridad y hasta a un señor de Maine que pasaba por allí. También merecen reconocimiento Toby Jones y Frances Sternhagen.


Bueno, me voy a dormir (la 1:06), no sin antes de revisionar (no sé por cuál vez) los 15 últimos minutos. Y para cerrar este comentario, volvamos a Hobbes. Porque cuando no hay guerras el hombre se aburre y busca en otros hombres y otras guerras la diversión. Para ello, se debe poseer un alto grado de egoísmo y buscar y lograr un primer enfrentamiento a pesar de que la sociedad intente subsistir en la convivencia. Una vez que consiga el duelo propuesto y existan dos bandos, la función puede comenzar. ¿Las armas? Todo se puede utilizar contra el enemigo: un kalashnikov, un crucifijo, un avión,... O lo más básico y a su vez lo más dañino: la palabra.


Mario


P.d: he leído por Internet que Franck Darabont quería hacer una película de 3 horas de duración y en blanco y negro. Aquí uno que la está buscando.




martes, 24 de noviembre de 2009

The Meaning of Life (Monty Python)


Aunque nos duela a los adoradores de Muchachada Nui, los británicos Monty Python llevaron ya el post-humorismo a su máxima expresión con esta obra maestra. Empecé a verla con suspicacia (y la primera escena no ayuda: sí, creedme, forma parte de la película, no es ningún extra del dvd ni os habéis equivocado al bajarla); cuando terminé de verla estaba convencido de que es mejor con creces que LA VIDA DE BRYAN o LOS CABALLEROS DE LA MESA CUADRADA. La película es una sucesión de sketches estructurados en tono a la cuestión de cuál es el sentido de la vida. Diría que la primera mitad es bastante mejor que la segunda, pero sobre gustos colores. Sólo hay dos sketches cuyo post-humorismo (ese "dejarte con el culo torcío", en palabras inigualables de Ernesto Sevilla) se mete demasiado en lo escatológico: el famoso y asqueroso del hombre descomunalmente gordo que entra en un restaurante, y el de los donantes de hígados. Tiene muchos otros, sin embargo, que son memorables, como el de la clase de sexo, o el de la visión de católicos y protestantes sobre el uso del preservativo. De este último os pongo aquí el link, en inglés con subtítulos también en inglés (igual que a nadie se le ocurriría traducir al inglés los chistes de los de Muchachada Nui, no se puede pretender traducir a esta gente, aunque de hecho se haga)
Reconozco que, igual que puede gustar mucho, puede también disgustar mucho o por lo menos poner nervioso. Eso se arregla dejando de verla y disculpándome. Para ver la peli online, clic aquí.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Bangkok Dangerous


Un sordomudo asesina sin remordimientos. Resumida en cinco palabras, a ver si sois capaces de hacerlo mejor con vuestras películas. Bangkok Dangerous es una película con muchos efectos visuales, y en algún momento innecesarios pero a pesar de ello, creo que os puede gustar.

La película la podría haber hecho Tarantino en cuanto a la sangre, al guión y a la caracterización del personaje protagonista. En este sentido, puede parecer -y ser- una copia de Kill Bill vol I. Sin embargo, en mi opinión, es mejor y más emocionante. La escena en la que entra a asesinar a un grupo que está jugando a las cartas, es memorable.

Detalles que os pueden interesar: El actor es la polla. La VO es un 85% francés y un 15% en Tailandés. La música es genial. Las actrices son las típicas chinas guapas con coletitas en plan niña buena. NO veáis, por dios santo, el remake que hicieron los mismos directores con Nicolas Cage de protagonista. Podéis descargarla aquí.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Chasing Amy







“Desde entonces, me paso la vida buscando a Amy”. Una película que no he visto antes por prejuicios contra bla bla y Bob el silencioso. Y sin embargo, el monólogo de Bob es sensacional, elocuente y una chorrada al mismo tiempo. El director, Kevin Smith utiliza -creo que por primera vez- a estos dos personajes que pueden cansar infinitamente, pero en esta película ha tenido la fortuna de darles 5 minutos centrales de la cinta. Quizá por ello Dogma y otras igual de chorras son tan aburridas mientras que Chasing Amy puede parecerte única.


Mucha gente ha criticado a Ben Affleck. Lo cierto es que creo que el pobre es tontito pero en la película da el pego. La actriz está muy bien cuando tiene que estarlo, a la salida del estadio de hockey y sentada en el columpio dando detalles de su vida sexual al nuevo novio. Las bromas sobre pollas y pajas encuentran su sitio aunque dobladas suenan muy ridículas y en VO no las entiendo.


¿El pasado de una persona la compromete para siempre? ¿Serías capaz de perdonar a tu pareja una anterior vida sexual “sucia” y dilatada -nunca mejor dicho lo de dilatada-? Pensar: “nunca podré competir con su pasado...” Dos posibilidades encontradas: Vivir aplastado por el miedo. O vivir aplastado por el remordimiento y pasarte los días persiguiendo a Amy.

RETORNO AL PASADO o cómo la mujer siempre lleva los pantalones


Decir de ellas que son el sexo débil se ha convertido en un tópico tan universal que el que escribe esta breve reseña cada vez está más convencido de que el aserto fue ideado por una mente femenina, dicho por vez primera por un marido cornudo (o consentido) que no sospechaba de su condición de macho cabrío y propagado después por toda una caterva de hombres que sólo se preocupaban por aparentar su aparente primacía mientras el sol iluminaba las calles. Otra cosa era cuando éste se perdía allá por el occidente...


Y es que el personaje de la femme fatale ya nació, según contaban desde la poderosa Roma imperial, en cierto país bañado por un río que decían que poseía propiedades mágico-religiosas y que fue gobernado durante una época por una reina que desprendía magnetismo sexual por todo su ser (el druida de una aldea poblada por irreductibles galos se enamoró de su nariz. Con ello, todo queda dicho). Esta reina traspasó sus poderes hipnóticos a todas aquellas mujeres inteligentes, sensuales y crueles por igual.


Una cosa que nadie obvia de ellas es que todo aquello que pretendan, sea lo que sea (unos zapatos, un beso, un cadáver, un corazón...), terminarán de conseguirlo tarde o temprano. Y a eso, nadie de nosotros, que aún tenemos y tendremos cerebros de mono, puede negarse. Porque aún sabiendo que la relación resulta peligrosa y siempre se lleva las de perder, uno no puede mostrarse frío ante esos ojos insensibles y penetrantes que te hacen caer en una tentación de la que es imposible levantarse a no ser que sus manos te ayuden para luego volverte a empujar al vacío para siempre mientras se escucha una risa.


Al otro lado se encuentra el enamorado que no hace más que complacer los deseos de su amor. Él cree que es feliz mientras está al lado de ella y cuando se da cuenta de que no es más que una mera marioneta no le da importancia o huye motivado por las malas artes de aquélla (se va a Casablanca, se cambia de nombre y rehace su vida o simplemente se suicida). Pero, y he aquí donde la película tiene su punto fuerte, todo pasado puede volver.

Desde aquí, y viendo ya unas cuantas películas así, propongo un nuevo vestuario: sombrero y gabardina claros, traje impecable, cigarro opcional, beber whisky y olvidar el pasado. ¡Qué lástima que ya no haya actores como Robert Mitchum, Fred MacMurray o mi idolatrado Humprey Bogart!.


Pues eso, en esta película tenéis una nueva muestra del género, con permiso del western, que hizo grande a Hollywood. Cine negro por excelencia, con todos los ingredientes que debe tener: detective/policía embaucado por una mujer fatal que maneja a su antojo a todo hombre que se ponga por delante suya. Intriga, asesinatos, culpables, inocentes y una sensación de decir lo de siempre: <<ya no se hacen películas como ésta>>. Y es que no me canso de ver estas películas...


Mario


P.d: Si os gusta, os llama la atención o simplemente queréis más información os dejo este enlace en el que se resume todas las claves que debe poseer una buena femme fatale y pone, además, ejemplos de ellas en el cine: http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/Femme-fatale-la-diosa-urbana.

lunes, 9 de noviembre de 2009

DEFOSAENFOSA o cómo el hombre y la muerte siempre irán de la mano (mal que nos pese)

Desde que se escuchan vagamente los primeros sonidos de I will survive mientras en pantalla se ve un funeral, uno ya sabe que está ante una película que no va a dejarle indiferente. Y es esta indiferencia extraña la que atrapa durante gran parte de la película, y cuando dudas qué estás viendo, el asunto se pone serio y te da tantos revolcones que una vez empiezan los créditos finales, lo único que puede hacer uno es callar y reflexionar sobre lo que ha visto. De un guión que aparentemente es simple, el director y guionista Jan Cvitkovic realiza un ejercicio personal, alejado de formulismos universales. Y es que la escena final, que representa el desenlace de una historia que avanza lenta y penosamente (como la vida misma hacia el fin último) es un claro triunfo del amor por encima de la vida y de la muerte. Antes, Cvitkovic ha tenido tiempo para criticar la apatía de vivir de los ancianos, la inocencia impoluta de los niños y de los discapacitados (mención especial a Sonja Savic) y la lucha diaria por la supervivencia de los adultos (cabría reflexionar aquí sobre el eterno dilema de nuestra razón por vivir). Y todo esto es representado en un pueblo perdido, solitario y desconocido de los muchos que hay no sólo en España. P.d: cuando volváis a escuchar I will survive sonreiréis y os acordaréis de esta película